Por Gisella Canales Ewest
Enfrentamos momentos muy difíciles, todos lo sabemos. Pero situaciones como las que atravesamos son las que nos exigen tomar mejores decisiones, especialmente financieras.
Las inquietudes que más han rondado los correos y mensajes que nos llegan a través de Facebook y Twitter durante las últimas semanas tienen algo en común: la preocupación sobre qué hacer con las deudas en estos momentos de crisis, por lo cual escribo este artículo para que en momentos inciertos como estos, te orientés mejor.
Lo primero que debemos tener claro –por muy difícil que pueda parecer ahora– es que este contexto es temporal, por tanto, no podemos dejar de pensar en el futuro. ¿A qué me refiero? Que todo el esfuerzo que venías haciendo hasta antes de abril de 2018 no podés tirarlo al cesto con malas decisiones.
Y la peor decisión financiera que podés tomar en este momento es precisamente descuidar tus créditos, porque es un daño que no se repara con facilidad y, cuando necesités un impulso para lograr tus metas personales o de negocio, las puertas no se abrirán.
Debés recordar que los créditos que tengamos vigentes son compromisos que adquirimos y, ¿qué hacemos con nuestros compromisos? cumplirlos siempre, ¿o no?
Esto va más allá de ahorrarnos penalidades o recargos por mora, tiene que ver más con las oportunidades que dependen de lo que hagamos estos días y que podría afectar seriamente tu futuro.
¿Cómo? Si tenés un negocio (sin importar el tamaño) y optás por no pagar, cuando necesités impulsar su crecimiento difícilmente hallarás financiamiento formal, lo que te obligaría a usar crédito informal y caro, como el de prestamistas que cobran tasas insostenibles para cualquier negocio.
En caso que seas asalariado/a, además de bloquear la posibilidad de obtener crédito en el futuro, podrías incluso cerrarte oportunidades laborales, pues recordá que cada vez son más las empresas que prestan especial atención al récord crediticio antes de hacer contrataciones.
Por eso, el mejor consejo que puedo darte en estos momentos de crisis es que cuidés tu perfil o historial crediticio y eso sólo vas a lograrlo pagando en tiempo y forma.
Ahora bien, seguro te preguntarás “¿cómo voy a pagar si no estoy vendiendo?”, o “¿cómo voy a pagar si perdí mi trabajo?”. Aquí te comparto varias recomendaciones para lograrlo:
Si sos asalariado/a, en este momento es clave presupuestar para controlar hasta el último córdoba y así asegurar el pago de tus compromisos. Este es momento de priorizar gastos al máximo.
Si perdiste tu trabajo, además de tus gastos elementales, garantizá algunas cuotas con tu liquidación y darte margen de tiempo para buscar otro empleo u oportunidades de negocio que te proporcionen ingresos sin afectar tu récord.
Tanto para asalariados como para personas con negocios otra opción es ahorrar para pagar. Al reducir muchos gastos pequeños diarios (como los gastos hormiga y ciertos gastos del hogar) verás libres considerables sumas de dinero que podrías reorientar hacia el pago de deudas.
Si tenés un negocio y estás pasando mala racha, recordá que siempre hay formas de maniobrar para garantizar ingresos y el pago de deudas. Ya sea recortando gastos, transformando la manera en que funciona o incluso cambiando el giro del negocio. Aquí podés hallar muchas recomendaciones al respecto.
Otra opción es identificar qué pertenencias almacenás y no utilizás –o subutilizás–para venderlas y generar otro ingreso. Casi siempre tenemos cosas que sólo acarrean polvo o se dañan por falta de uso y que en estos momentos podrían sacarnos de apuros.
Si lo que necesitás sólo es un poco más de tiempo, acercate a las instituciones donde tenés créditos y hacé arreglo de pago lo antes posible. Esto significa NO modificar tu crédito, es sólo reorganizar ligeramente las fechas para ponerte al día.
También podés usar prudentemente tus ahorros. No se trata de quedarte en cero (recordá que siempre debemos tener fondo de emergencias), pero siempre será mejor usar parte de los ahorros para tener al día nuestros créditos, en vez de sacar otro préstamo para pagar, lo que sólo empeorará el problema.
Y, en caso que ninguna de las anteriores te funcione y hasta antes de la crisis hayás sido buen cliente/a, podés buscar la renegociación de las condiciones de tus créditos.
Ante situaciones extremas, medidas extremas. Pero éstas deben ser bien pensadas y con calculadora en mano. La mejor decisión que podemos tomar en estos momentos, es pensar en nuestra futura vida financiera.