Lic. Víctor M. Tellería | 02 Junio 2017 | END
En la industria de microfinanzas existen diferentes tipos de instituciones que se especializan en atender y apoyar al sector conocido como el “sector no bancarizado” o “sector informal”, a través de instrumentos financieros diseñados a la medida de los clientes. Hay instituciones conocidas como “microfinancieras”, ”instituciones financieras intermediarias de microfinanzas” y otras son conocidas como “financieras”. Para cada tipo de institución existe también su ente regulador o supervisor.
Para el caso de las microfinancieras e instituciones financieras intermediarias de microfinanzas existe la Conami (Comisión Nacional de Microfinanzas), que fue creada a partir de la Ley 769, “Ley de Fomento y Regulación de las Microfinanzas”, en el año 2011 y fue presentada oficialmente en el 2012. Su misión es la regulación, fomento y proyección de la industria de microfinanzas, con el fin de fortalecer su solvencia, desarrollo y desempeño social. En ella se encuentran registradas un total de 34 instituciones.
En el caso de las financieras, estas son reguladas por la Siboif (Superintendencia de Bancos y de Otras Instituciones Financieras) bajo la Ley 561, “Ley General de Bancos, Instituciones Financieras no Bancarias y Grupos Financieros”. Bajo la supervisión de la Siboif se encuentran actualmente 4 instituciones financieras. En el caso de Financiera FAMA, operó como microfinanciera durante 15 años y el 3 de enero de 2007 inició operaciones como financiera regulada, por lo cual este año estamos cumpliendo 10 años de ser supervisados por la Siboif.
Las instituciones que han optado por transformarse en entidad financiera regulada por la Siboif han sido sometidas a rigurosas revisiones, y muy complejos procesos de cambio que traen consigo grandes inversiones en software, hardware, seguridad, capacitación, entrenamiento, entre otras, todo con el propósito de cumplir con los requisitos establecidos para poder obtener la licencia para constituirse como entidad financiera y posteriormente la licencia para iniciar operaciones como entidad financiera regulada.
Una vez las instituciones entran en operación, es atribución de la Siboif inspeccionar regularmente a las instituciones sujetas a su vigilancia, lo cual debe realizar por lo menos una vez al año. Al concluir la visita de inspección in situ, la Siboif imparte las instrucciones necesarias para subsanar las debilidades que se encontraren a través de un Informe Final de Inspección In Situ y la institución debe posteriormente elaborar y enviar a la Siboif un plan de acción para superar y corregir las mismas.
Es importante destacar que en caso que una institución incumpla alguna disposición o norma, esta puede llegar a ser multada por el ente regulador. Tanto la Conami como la Siboif están facultados para aplicar las multas que estimen apropiadas según la falta. El valor de cada “unidad de multa (UM)” es el equivalente en moneda nacional a un dólar de los Estados Unidos de América, conforme al tipo de cambio oficial establecido por el Banco Central de Nicaragua, vigente a la fecha de la imposición de la sanción.
No cabe duda que la regulación tiene sus beneficios, entre los cuales podemos mencionar la posibilidad de que las instituciones incrementen aún más su nivel de eficiencia, de formalidad, de automatización, de estandarización de procesos y manuales, de profundización en temas de administración de riesgos y prevención de lavado de dinero. Por otro lado, los fondeadores ven con muy buenos ojos que las instituciones tengan instancias de supervisión, pues les da una mayor tranquilidad al invertir sus recursos.
No obstante lo anterior, es importante considerar que existen altos costos relacionados al proceso de transformación; un incremento significativo en el gasto de personal, ya que necesariamente se debe incorporar un mayor número de personas para garantizar la segregación de funciones, las grandes inversiones que se requieren y los costos de la supervisión misma que van aumentando en la medida de que van surgiendo nuevas normas prudenciales.
Lic. Víctor M. Tellería, Gerente General Financiera FAMA